jueves, 11 de septiembre de 2014

CHILE, EL GOLPE Y LOS GRINGOS


(Crónica de una tragedia organizada)


  A fines de 1969, tres generales del Pentágono cenaron con cuatro militares chilenos en una casa de los suburbios de Washington. El anfitrión era el entonces coronel Gerardo López Angulo, agregado aéreo de la misión militar de Chile en los Estados Unidos, y los invitados chilenos eran sus colegas de las otras armas. La cena era en honor del Director de la escuela de Aviación de Chile, general Toro Mazote, quien había llegado el día anterior para una visita de estudio. Los siete militares comieron ensalada de frutas y asado de ternera con guisantes, bebieron los vinos de corazón tibio de la remota patria del sur donde había pájaros luminosos en las playas mientras Washington naufragaba en la nieve, y hablaron en inglés de lo único que parecía interesar a los chilenos en aquellos tiempos: las elecciones presidenciales del próximo septiembre. A los postres, uno de los generales del Pentágono preguntó qué haría el ejército de Chile si el candidato de la izquierda Salvador Allende ganaba las elecciones. El general Toro Mazote contestó: "Nos tomaremos el palacio de la Moneda en media hora, aunque tengamos que incendiarlo".

martes, 9 de septiembre de 2014

ROMEO Y JULIETA


  Supongo que estará aliviado, pese a todo, de que esta noche no haya llovido. En este momento debe estar acompañándola de camino a su casa, deben estar por llegar, lo sé porque hace un rato se fueron de mi puerta. Debe estar pensando en cómo ignorar la situación sin dirigir mirada alguna a Julieta, a sus inmensos y destellantes ojos azules, a su cintura pronunciada y larga cabellera negra, mientras fuma de su cigarro y seca el sudor de su peludo rostro, repitiéndose una y otra vez en la mente: ¡No es posible que siga con esto!

  Me imagino lo que pasa por su cabeza cada vez que abro la puerta en la noche y veo su rostro pálido y avergonzado, con el ceño fruncido y sus ojos oscuros mirándome fijamente; repitiendo como de costumbre “vengo por Julieta”, mientras le sonrío con sarcasmo como suelo hacerlo desde la primera vez que vino a recogerla. Recuerdo bien esa noche lluviosa, en la que se me reveló como Romeo, el novio de Julieta, sacando pecho y blasfemando entre dientes, sentí que se detenía el tiempo, que esperaba cualquier reacción mía para quebrarme la sonrisa de golpe, eso creía yo, hasta que Julieta terminó de vestirse y salió de mi cuarto dirigiéndose a él con gran decisión, halándole de la mano con delicadeza, sin decir palabra alguna, como si de un niño se tratara, volviéndome la mirada antes de cerrar la puerta, en su rostro se veía satisfacción, como si me agradeciera, como si yo le hubiera ayudado a cumplir su cometido, ¿acaso era yo su cómplice al pecar? Escuché gritos de aquel hombre, amenazas y disculpas. Mientras se alejaban de mi puerta, solo podía imaginarme a Julieta sonriéndole con el mismo sarcasmo con el que yo lo hice y dirigiéndole preguntas estúpidas como ¿qué tal estuvo tú día? O ¿qué quieres comer de camino?, preguntas estúpidas como las que suele hacer.
  
  Eran las cinco de la tarde y me disponía a salir del edificio donde trabajo cuando lo vi, era él, el que estaba recostado en la puerta, seguramente a Julieta se le habrá escapado el lugar dónde trabajo y  la hora en que salgo, pensé que estaría dispuesto a quebrarme como no pudo la noche anterior, al verlo encendí un cigarro y cerré mis puños con fuerza, preparándome para defenderme y manchar mi camisa de sangre y de ser necesario convertirme en la bestia. Sin embargo, cuando estuvimos frente a frente , noté que en su rostro no había odio alguno, como si hubiese perdido la rabia del día anterior, ni siquiera me miraba a mí, estaba absorto en el vacío, como si en ese vacío hubiera algo más importante que desvanecerme a golpes, pensé ingenuamente que se le había olvidado mi rostro, pero en cuanto se me pasó por la mente esa posibilidad,  sus ojos se fijaron en los míos, y pude ver en su mirada que existía tanta tristeza que se desarmó mi intención de violencia. Le pregunté qué hacía allí y bajó la vista como si me temiera, después me dijo que necesitaba hablar conmigo pero que sería mejor en otro lugar, me preguntó si deseaba un café y le respondí que una cerveza sería más oportuna.

  Cuando llegamos al café, él pidió un tinto y yo una fría, veía en sus ojos ese aire de superioridad sobre mí, era como si las líneas de su rostro me dijeran “repugnante alcohólico” mientras yo le sonreía y pensaba “da igual, de todas formas tú la pagas”. Fui directo y le interrogué del porqué buscarme, de nuevo vi en su mirada arrepentimiento, me dijo que sabía lo que hacía con Julieta en la noche, me confesó que sentía ira pero que no era hacia mí sino con él mismo, que yo no entendía la situación y que por eso no valía la pena sentir odio. Empezó a disculparse por su conducta de la noche anterior, aunque yo no tuviera nada que perdonar, es decir, si yo estuviera frente al hombre con el que mi novia acababa de acostarse hubiera hecho cosas peores que desbordar rabia con la mirada; me preguntó si podía perdonarlo y que así tal vez hasta podríamos ser amigos, sé que muy adentro suyo él sentía que no eran más que palabras al azar y que solo deseaba acabar conmigo, pero pensé, si él quiere mi amistad, con gusto se la daré, así que con una sonrisa inocente le dije <<sí>>, me lancé un último trago a la garganta y caminé hacia la puerta, directo a casa.

  Escuché que golpeaban la puerta, fui a abrir y me encontré con Julieta y sus lágrimas. Pensé que Romeo la había golpeado y que ella venía en busca de socorro, tal vez ella veía en mí a un guardaespaldas, uno al que le paga con placeres en lugar de dinero; sin embargo, no dijo palabra alguna durante un largo rato, solo entró y se dirigió a mi habitación, me senté y ella junto a mí, me quede mirándola incapaz de decir algo, pensé que mis palabras me sentenciarían, o le haría daño, que solo lograría que su llanto aumentara, así que callé. Después, ella me miró y bajó la mirada bruscamente hacia el suelo, como si yo tuviera la culpa de algo, o tal vez la solución; respiró profundamente, el tiempo parecía interminable, me dijo que ella me buscaba porque no soportaba el peso de la tragedia que la carcomía. Me dijo que llevaba un largo tiempo con Romeo y que todo en él era perfecto, el mejor ser que conozco, decía, y que lo amaba como a nadie, pero que por alguna razón desconocida, nunca habían tenido sexo. Que lo había intentado todo, había fingido estar borracha, se le había insinuado y le había sido directa,  dijo que incluso había pensado en violarlo. No pude contenerme, empecé a reír a carcajadas, asumí que jugaba conmigo, pero ella no reía, su rostro estaba inmutado y solo en sus prominentes ojos azules comprendí que todo era cierto. Traté de mostrarme compadecido por ella, pero creo que no le gustó, porque de repente se abalanzó sobre mí y me dijo que no importaba, que no necesitaba piedad, que si Romeo no le daba lo que pedía, seguro yo sí lo haría, ella sabía bien que yo estaba dispuesto y que conmigo podría apaciguar su pena.

  
  Poco tiempo después, volví a toparme con Romeo al salir de trabajar, se mordía los labios impaciente, incapaz de mantenerse quieto. Me interceptó de repente, <<Usted es despreciable –dijo de repente, mirándome a los ojos- ¿cómo ha sido capaz de tal traición? Pensé que éramos amigos, en eso habíamos quedado…>>. <<Soy su amigo, si eso es lo que quiere –respondí rápidamente y sin temor- pero también soy amigo de Julieta, de hecho, más de ella que de usted>>. Noté que su piel se había erizado y, de repente, se hizo un prolongado silencio, pensé entonces que debía estar preparado para lo que fuera, pues uno no podría saber cómo reacciona una  persona ante tal situación, podía estar explotando su creatividad pensando en tantas formas de matarme, ahí, frente a mí; parpadeó, estaba esperando tanto ese parpadeo en el que él decidiría qué hacer conmigo, que perdí la noción del tiempo. Instantáneamente, se perdió la tensión en sus ojos, << no lo comprendería –dijo- usted no es del tipo de personas que entiende de estas cosas>>. Aproveché mi momento, << ¿Acaso es por algo religioso? –pregunté mientras crecía una sonrisa en mi rostro- ¿o es por alguna enfermedad?, ¿es por impotencia?>>. Me miró detenidamente, tal vez si hubiera acertado con alguna de las preguntas no me habría juzgado con su mirada como lo sentí, aunque tal vez fui yo quien lo juzgó. << No es nada de eso, usted no lo entendería –dijo mientras el volumen de su voz aumentaba- usted es de los que juzga dando por obvia la vida ajena, por eso usted no podría entender… es por eso que ni siquiera vale la pena intentar explicarlo>>. Dio vuelta y se fue. Lo miré, sonreí, dejé de mirarlo. Es posible que tuviera razón, pensé en aquel instante, tal vez era imposible que yo lo comprendiera aunque me lo explicara de mil maneras, pero eso solo quería decir que si Julieta no sabía, era porque ella tampoco lo entendería si él confesase. De modo que, si la sigue amando, seguirá con este juego. Regresará a mi puerta mil veces más  deseando derrumbarla, abrazará a Julieta aun sabiendo que ella ve en mí lo que no encuentra en él, me mirará a los ojos queriendo acabarme, pero persistirá, esperando que mis pasos olviden los de ella, anhelando el día en que su felicidad no esté en manos ajenas.

Por:  Santiago Gómez Castañeda

lunes, 8 de septiembre de 2014

LA CREACIÓN DE AUGUSTO

“La soledad es como un nido donde nacen  los más hermosos pájaros, los cuales  volarán por las cumbres de la imaginación y los valles de la libertad. En la soledad, las  lágrimas se convierten en eternos pétalos hechos de cristal. Ella es la amorosa madre que con paciencia cuida y protege el mayor  don humano, la creatividad. Nadie puede negar cuanto se sufre en soledad, pero es preciso llevar con orgullo aquel sufrimiento si se quiere llegar al sumo plano espiritual, el arte”.                                                                                      

domingo, 7 de septiembre de 2014

¿Y LA LÓGICA DÓNDE QUEDÓ?


  Una tradición, por arraigada que se encuentre en un pueblo, debe ser sometida al juicio de los ciudadanos, que deben determinar si hay que fomentarla, permitirla o vetarla. El simple hecho de ser tradición no le da ningún valor especial por el cual pueda saltarse la básica ética humana; el perder una costumbre que no hace mal, no evita el progreso de un pueblo, como sí lo hace el mantener una costumbre dañina, por lo que el argumento de tradición no debería hacer parte de una discusión racional. 

   Por otro lado la libertad en el Estado moderno, encuentra su límite cuando se hace daño a otro; por lo demás no tiene, o no debería tener, ninguna otra restricción. Esta simple restricción no es un detrimento de la libertad, sino una forma coherente de que su práctica alcance su máxima expresión, al evitar que yo haga daño a las facultades para el ejercicio de la libertad de otro o que dañen las mías.

   Por eso es que el fallo de la Corte Constitucional de reinstaurar las corridas de toros en Bogotá, carece de sentido, ya que apela al respeto por la tradición, y a una supuesta vulneración de la libertad de expresión de los asistentes a este evento.

   Más antigua que la tradición de torturar toros eran las de perseguir cristianos y sacrificar niños para honrar al sol, sin embargo, nadie pide respeto por estas tradiciones. Todos estos tipos de comportamiento representan una violación a los derechos básicos, por lo que abolirlos no es restringir la libertad. Claro, el derecho es una invento de la lógica humana, por lo que aplicaría solo para los humanos, pero la lógica humana también habla de deberes, de los cuales el más importante, para todo ser pensante y capaz de sentir empatía, es el no hacer daño a quien pueda sentirlo, ósea que también aplica para los animales como seres sensibles, por lo que se podría hablar de deberes  humanos para con los animales o, lo que es lo mismo, derechos de los animales por parte de los humanos.

    Dicen los pro-muerte que el “jugar” con la presa es natural, que lo hacen todos los animales. Si usted no es capaz de razonar más que el gato que juega con un ratón, ¿por qué razón habría yo de respetar sus derechos más que los de ese gato?; si no somos más racionales, entonces no existe diferencia entre humano y animal, por lo que yo podría, avalado por la naturaleza supuestamente, someterlo al trato cruel al que usted  somete al toro. Cuando se acaba la estricta satisfacción de una necesidad, se acaba el uso que las personas podemos hacer de los animales; incluso, la lógica básica veta el generar más sufrimiento del inevitable para satisfacer la necesidad.

    Sencillamente la Corte no solo se equivoca al decir que prohibir las corridas es vulnerar un derecho, sino que al no prohibirlas, va en contra de toda lógica. Por ultimo dejo dos links, en los que se ve al catedrático Javier de Lucas, defendiendo desde una posición jurídica, de forma muy brillante, la prohibición de las corridas de toros en Cataluña.



   
   

¿POR QUÉ TANTA CENSURA EN EL SENADO?

  Es inconveniente  la decisión de la Comisión  Ética del Senado de protejer el nombre de Álvaro Uribe en el debate que propone el senador Iván Cepeda alrededor del fenómeno del paramilitarismo, ya que si queremos lograr un efectivo proceso de Paz y Reconciliación, es necesario indagar también la verdad sobre los  nexos que supuestamente tuvo el expresidente Uribe con algunos de los máximos dirigentes del paramilitarismo.  Es necesario dar, sin censuras, debates como el que sugiere Iván Cepeda. 

  No podemos olvidar, dejar de lado en la historia del país, por ejemplo, las declaraciones de Salvatore Mancuso, quien afirmó para la Revista Semana “que los paramilitares sí apoyaron la campaña para la reelección de Uribe en el año 2006” (http://www.semana.com/nacion/articulo/salvatore-mancuso-revela-reunio-expresidente-alvaro-uribe/257791-3).

  Asímismo, Mancuso afirmó recientemente  para el periódico El Tiempo que Álvaro Uribe permitió la extradición de algunos exjefes “paras” para así silenciarlos. (http://www.eltiempo.com/politica/justicia/exjefe-paramilitar-salvatore-mancuso-habla-de-uribe-y-el-proceso-de-paz/14464575) 

  ¿Por qué tanto silencio?, ¿por qué tanta censura? Es preciso que el país conozca a fondo la relación entre política y paramilitarismo. No esperamos que se le haga un juicio al expresidente en el Senado, simplemente que se reconozca que el  país tiene derecho a conocer la Verdad.