domingo, 27 de octubre de 2013

MOVIMIENTO POR LA CONCIENCIA

PRIMER MANIFIESTO

¿Qué es el arte? El arte es una manifestación  humana cuya concepción cambia de acuerdo a las necesidades de cada época. Por lo tanto, es indispensable identificar  y comprender las  problemáticas de nuestra época si queremos alcanzar una concepción óptima de arte contemporáneo, es decir, una concepción que se ajuste y sea capaz de responder a los problemas más urgentes. Bertolt Brecht decía, “el arte debe transformarse para ser capaz de transformar”. Y ese es precisamente la estética que buscamos, la del arte que se transforma de acuerdo a las necesidades para luego transformar su realidad.


  Pero entonces, ¿a qué  necesidades debe responder nuestra estética? ¿Qué tipo de arte necesita el mundo actual?
Partimos del punto de que el arte es uno sólo pero con diferentes caras.  Por eso todos los creadores que comprendan y compartan  la importancia de  manifestar sus inconformidades deben buscar, en su conjunto, un objetivo concreto: dirigir la conciencia de las  personas hacia las problemáticas que la mayoría por sí mismos no ven. 

 Y en este punto creemos necesario manifestar nuestras propias preocupaciones e inconformidades, manifestar las problemáticas que nos parecen  más urgentes,  a las cuales debe responder el artista comprometido con su época:

1- No admitimos la explotación de  la tierra, de los animales, ni del hombre.

2- La tierra no le pertenece al hombre, sino el hombre a la tierra.

3- No toleramos el desplazamiento indígena, no más violencia contra nuestros pueblos originarios.

4- En nuestro contexto nacional es urgente la paz política.

5- Denunciamos el maltrato animal.

6- Es necesaria la constante defensa de la naturaleza y los ecosistemas.

7- Debemos generar conciencia de consumo.

8- Es urgente dar lugar a las igualdades educativas.

9- Las personas debemos crear conciencia de que lo que tomamos de la tierra tenemos que devolvérselo: Recoge el fruto y siembra la semilla.

10- Latinoamérica debe reconocer su tradición y apropiarse de sus  culturas.

11- No podemos seguir ignorando la desnutrición infantil.

12. Para alcanzar una sociedad más justa es necesario valorar todos los trabajos por igual.  

  Sin embargo, queremos dejar claro que rechazamos todo dogma, que no somos dogmáticos. Seguramente cada creador tiene sus propias preocupaciones y ha identificado en su andar problemáticas muy diferentes a las que planteamos y denunciamos. Por eso son tan importantes la comunicación y el diálogo. Creemos en la verdadera democracia participativa, en la que todos pueden hablar y manifestar sus inquietudes, creemos que ese es también un camino para despertar conciencias.

  Por otro lado, después de reflexionar sobre los   anteriores planteamientos, resulta evidente que la búsqueda de la belleza en sí misma no es tan importante. Nosotros no buscamos la belleza, pero tampoco la ignoramos; no es ella nuestro fin, sino el medio para llamar la atención. Nuestro verdadero fin es despertar conciencias, no podemos olvidarlo. Por eso tampoco se puede concebir hoy en día el arte como una simple forma de entretener. “Hablar sobre el árbol es casi un crimen”, dijo Brecht, y tiene razón cuando el mundo se cae a pedazos, ya que ello “implica callar sobre tantas fechorías”.

  La obra, entonces, en sí misma tampoco resulta lo más importante, pues lo es mucho más la amplía reflexión que hay detrás de ella, la reflexión a la que se quiere invitar al observador, la que vive implícita y se quiere comunicar a través de la obra.           

  De este modo, artista no es sólo quien crea la obra, sino también quien la contempla y la comprende, es decir, el observador que vive un proceso de transformación al entrar en contacto con la obra y se asombra ante las realidades que antes consideraba normales. Es por ello que la formación y la sensibilización de un público capaz de apreciar el arte resulta tan necesario, y por ello también que el artista, que puede ser cualquiera, debe preocuparse tanto por la creación como la formación de dicho público.


  El arte actual, entonces, lejos de toda vanidad, debe estar dirigido a despertar la conciencia del espectador para que éste pueda ver con claridad, sin indiferencia, las problemáticas más urgentes de su época. 

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