Los
alimentos transgénicos son aquellos producidos a partir de un organismo que ha
sido modificado por medio de la ingeniería genética y al que se le han
incorporado genes de otros organismos con el fin de producir ciertas
características. Monsanto es una de las
multinacionales más grandes, la número uno en semillas transgénicas y el
mayor controlador del comercio de semillas de este tipo, seguido por DuPioneer
y Syngenta. Estas tres dominan más de la mitad de las semillas que se compran y se venden a escala
mundial. Lo más grave es que la imposición de estos cultivos atenta contra
nuestra seguridad alimentaria.
Los
transgénicos, como sabemos, también son conocidos como organismos modificados
genéticamente y son seres vivos que no existían antes en la naturaleza y
que han sido creados en laboratorios manipulando sus genes. Cada vez más los
científicos confirman riesgos que este tipo de alimentos suponen al medio
ambiente y la salud. Países como Bélgica, Gran Bretaña, Francia, Alemania y
Eslovaquia ratifican la prohibición expresa de Monsanto y sanciones a quienes
quieran sembrar sus semillas. Existen naciones que toman determinaciones sin
temer, pues defienden su soberanía alimentaria como es el caso, por ejemplo, de
Hungría, nación que quemó todos los cultivos de maíz Monsanto. Sin embargo, en
Colombia el exministro de agricultura, y hoy prófugo, Andrés Felipe Arias
anunció en mayo del 2007 la autorización de transgénicos.
Es
importante preguntarnos: ¿vale la pena consumir alimentos transgénicos? Las
empresas de semillas transgénicas tienen una avaricia sin límites y su objetivo
es acabar con la variedad de semillas locales y antiguas. Multinacionales como Monsanto quieren convertir a los
campesinos en esclavos. En realidad es difícil comprender la forma en la que
los gobernantes defienden la agricultura de su país, puesto que en Colombia,
por ejemplo, el gobierno autoriza los cultivos transgénicos con una serie de
afirmaciones que no tienen sustento técnico, científico y tampoco socioeconómico.
Las afirmaciones del ministro de agricultura de hace algunos años deja en duda
si el gobierno defiende la agricultura nacional o los intereses de las
multinacionales. Los cultivos transgénicos en muchos casos son menos
productivos que los convencionales, contaminan el medio ambiente y no
disminuyen el costo de producción.
¿Cómo es
posible que se permita la entrada de una multinacional como Monsanto, cuando ésta ni siquiera da información
de sus productos, puesto que es “confidencial”? ¿Cómo se deja entrar en Colombia a la multinacional creadora del agente
naranja, que quemaba todo ser animal o
vegetal en la selva vietnamita?
El TLC con
Estados Unidos ha permitido la entrada de Monsanto a nuestro país ¿Son más
importantes nuestros campesinos o las multinacionales? Nuestros campesinos y
agricultores están en contra de los transgénicos y han creado bancos de
semillas para conservar la agricultura tradicional, mientras el gobierno
considera imponer la venta de semillas transgénicas en el país ¿Quién decide lo
que podemos sembrar o consumir? ¿El gobierno? Optemos por la agricultura
ecológica, las empresas tras los transgénicos velan únicamente por sus intereses
financieros.
Por: Tatiana Limas.
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