El techo de la habitación
me separa de los sollozos
de un niño de cinco años.
Llanto aguacero bajo el deliro del concreto.
Cuando la peste pare,
él podrá volver a estremecerse
bajo el ritmo de la lluvia.
Pero para entonces
qué posibilidades
podrá ofrecerle este país gangrena.
Los ríos de las sombras
contaminan las paredes de Palacio.
Colombia es una cárcel.
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