Sin remedio,
la única novela de Antonio caballero, es un reflejo irónico, horrido y amargo
de la Bogotá de los años setentas, es una epopeya que bien podría llamarse La
Bogoteida o La Bogotiada, títulos que también Ignacio
Escobar, el héroe épico de esta novela, quiso darle a uno de sus poemas. Escobar
es un poeta de treinta y un años que espera morir tan joven como Rimbaud. Así
que es un personaje que prácticamente desde el principio se da por muerto. De
hecho, la novela tiene por epígrafe el siguiente fragmento del Apocalipsis: “Conozco
tus hechos y sé que tienes nombre de vivo, pero estás muerto”.
Igual que Rimbaud en la Francia del siglo XIX,
Ignacio Escobar se siente completamente desadaptado y perdido en Bogotá.
Es por eso quizás que los jóvenes de varias generaciones nos
sentimos identificados con aquel personaje, porque encontramos en esta novela
las palabras que tanto habíamos buscado para expresar la angustia y la desazón
de vivir en una sociedad tan paranoica, hilarante y discriminatoria como
la bogotana. Una sociedad en la que se encuentran cara a cara
personas de todas las capas sociales y bajo las largas noches de alcohol,
drogas y música resultan envueltas en historias frenéticas de
las que pocos salen vivos, como en una tragedia de Shakespeare.
Lo difícil que resulta escribir poesía se evidencia
en la vida de Ignacio Escobar, nuestro héroe épico que vivió entregado al
vértigo de la escritura pero que fue, como muchos poetas modernos,
incomprendido, marginado y hasta perseguido. ¿Será para siempre este nuestro
mal sin remedio? En esta novela es fácil encontrar el repetido
fenómeno en el que el poeta y el mundo son dos entes antagónicos y enfrentados.
Por otra parte, cada personaje
en esta novela tiene su propia energía, su propio universo interior, y eso es
algo que se logra sólo a través de la riqueza del lenguaje, pues cada uno de
los personajes tiene su particular forma de expresarse y
ver el mundo, de acuerdo a su clase social y la edad. Sin Remedio es
casi un canto épico sobre Bogotá, en el que el héroe canta y encarna la
angustia de vivir en esta sociedad; es una novela esplendida y genial, que vale
la pena leer y releer (hacerlo es un verdadero placer), llena de fulgor poético
y digno de una mente brillante como la del escritor colombiano Antonio
Caballero, a quien solo le reprochamos su vil defensa de la tauromaquia.